El café de media mañana
Corren malos tiempos para la lírica, ciertamente corren tiempos tempestuosos para la Educación y el funcionariado de nuestro país. Los responsables políticos se están encargando de desprestigiar la figura de los funcionarios (profesores, médicos, jueces, abogados, administrativos, etc., etc.) para así, justificar todas las medidas de carácter neoliberal que estimen convenientes. El Sr. Beteta se destapa con afirmaciones del tipo “menos cafelito y periódico” y “hay que trabajar como chinos para vivir como españoles” en clara alusión al funcionariado de este país. Me gustaría hacer algunas reflexiones al respecto:
Soy funcionario desde el año 1989 y han pasado por mis manos miles de alumnos.
A día de hoy sigo reciclándome en mi profesión y dedico al menos tres horas al día a leer, investigar, estudiar inglés, etc., (todo fuera de mi horario laboral), además de tomar café con mis compañeros para intercambiar impresiones y crecer como persona. Por otra parte, dedico algún tiempo a hojear periódicos para estar al día de las necedades de nuestros rectores políticos.
Nuestro país, y más concretamente la Educación, necesita de gestores inteligentes, creativos, capaces de aportar ideas innovadoras, gestionar eficazmente los recursos sin renunciar a los principios básicos de igualdad, además de ser los más aventajados en su parcela de conocimiento concreta. Ciertamente, creo que nuestros actuales gestores no reúnen estos requisitos (están eliminado planes y proyectos educativos, van a echar a la calle a profesores, van a aumentar las ratios de alumnos, quieren menoscabar derechos adquiridos hace ya algún tiempo, etc.). Están acabando con mi autoestima y quieren que la sociedad piense que soy el responsable de la actual crisis, en la que ellos, los tecnócratas y los bancos parece que no tienen nada que ver. Por favor, un poco de respeto hacia una profesión, la docente, que vive el día a día llena de sinsabores relacionados con el entorno, la necesidad de medios, la adecuación al mundo tecnológico actual, la presión de los directores a través de los nuevos ROC, la burocracia inútil, etc. En mi caso, sólo pido que me dejen disfrutar con lo que me gusta: enseñar a los demás mis escasos conocimientos.
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Carmen Loli -
Francisco José Ruiz Rey -
Jose Manuel García -