¿Hacia dónde vamos en Educación y Tecnología?
En estos últimos años de mi vida profesional no paro de sentir a mi alrededor, de forma diaria y casi convulsa, nuevas normativas, ideas paradigmáticas, novedades tecnológicas, desafiantes formas de enseñar, etc. En definitiva, me encuentro inmerso como profesor en una marea incesante de información que me lleva a una búsqueda constante al respecto de todo lo relacionado con Educación y nuevas tecnologías.
Me siento intranquilo, siempre tengo la necesidad de descubrir esa nueva herramienta de la que me habló un compañero, no tengo tiempo para la práctica contemplativa de lo que acontece a mi alrededor y necesito diariamente mucho tiempo para chequear mi email, intervenir en redes sociales, escribir en mi weblog, trabajar en la Intranet de mi centro de trabajo, etc., etc.
Soy uno de esos profesores que se denominan “profesores 2.0”, pero en este momento de reflexión personal con el que intento centrar un poco mi actualidad profesional en el campo de la educación y las nuevas tecnologías, me cuestiono algunas cosas:
¿Qué valores educativos, relacionados con las nuevas tecnologías, debe fomentar un buen profesional en el aula?
¿Qué destrezas y habilidades básicas deben tener los alumnos al utilizar Internet y los nuevos medios?
¿Es preciso estar al día de todo lo relacionado con este mundo tecnológico de estresante cambio?
¿Debemos los profesores responder a todos los desafíos emanados del mundo tecnológico para su integración en las aulas?
Vivimos en tiempos de cambio en los que el mercado, la política y el nuevo contexto europeo necesita de profesores cualificados y permeables a las nuevas tendencias. Internet ha invadido todos los rincones de nuestras vidas (ocio, comercio, actividades de enseñanza-aprendizaje, etc.). Los ciudadanos necesitan habilidades básicas para acceder a nuevos servicios que la Red ofrece y cuyo uso diferenciará a los propios individuos. En definitiva, los profesores, los alumnos, las familias y las escuelas deben pasar a formar parte del mundo globalizado del ciberespacio.
Sin embargo, partiendo de la necesidad real del uso e integración de Internet en el aula, no me gustaría olvidar el lado humano de la comunicación face-to-face profesor-alumno, la importancia de la presencialidad para poner cara al compañero que trabaja con nosotros de forma colaborativa en las redes de conocimiento, la bondad de un gesto comprensivo y una ayuda puntual en un momento concreto del proceso de enseñanza-aprendizaje y la posibilidad de disponer del tiempo necesario para una inmersión personal de carácter contemplativo en el mundo que nos rodea, con la consiguiente reflexión sobre los procesos profesionales y personales.
En este mundo educativo en el que se vislumbran tiempos de cambio, con nuevas herramientas y medios (pizarras digitales en todas las aulas, uso de la realidad aumentada, impacto futuro de los teléfonos inteligentes, materiales digitales de aula, etc.), los profesores debemos estar orgullosos por ser uno de los principales protagonistas, pero sin olvidar los valores humanísticos que deben integrarse de forma efectiva en un uso racional de las nuevas tecnologías.
5 comentarios
Francisco Jose Ruiz Rey -
emilio -
- No creo que las nuevas tecnologías puedan variar los valores educativos. Si te fijas, al menos desde Grecia y Roma venimos enseñando lo mismo...aunque en Roma escribieran con un punzón sobre una tablilla de barro y ahora...
Margarita Cobo -
un saludo,
iqboard.com.es
Pepe -
Jorge Suárez -
Gracias por tu reflexión.