Los profesores del futuro
Vivimos en la actualidad una época de cambio tecnológico incesante que nos conduce de forma evidente a un cambio de paradigma cultural. También nos encontramos en una encrucijada social y política en la que se están revisando modelos que, aunque funcionaron y cumplieron su cometido, hoy en día se han vuelto caducos. Lo mismo podemos decir de las relaciones laborales, el concepto de familia, la sexualidad y un largo etcétera. En este marco cambiante los profesores adquieren un papel estelar, aunque mucha gente crea que su papel es secundario. Los modelos emergentes conllevan un cambio en la forma de enseñar que nadie puede dejar de lado. Es la hora de una nueva escuela.
No queremos decir que debemos abandonar las metodologías transmisivas y tradicionales, solamente hemos de combinarlas de forma acertada con las nuevas tecnologías y la nueva visión del mundo. El profesor debe aunar en una misma persona la capacidad de impartir conocimientos científicos procedentes de fuentes fiables con la afectividad y la emoción en su tarea. Un buen profesor debe ser un buen comunicador que influya en los sentimientos del discante provocando la emoción del acceso al conocimiento, sin importar el recurso utilizado.
Sin embargo, vivimos en un mundo tecnificado en el que Internet y nuevos dispositivos invaden nuestras vidas e incluso las controlan. Nos puede gustar o no esta situación, pero es una cruda realidad. Dependemos de la tecnología para realizar todo tipo de actuaciones cotidianas y no podemos sustraernos de ello. En un futuro próximo, los dispositivos tecnológicos irán adosados a nuestro cuerpo y formarán parte de nosotros mismos. ¿Podemos los profesores dar la espalda a esta realidad? Hay que reflexionar bastante al respecto, sin perder de vista nuestra propia idiosincracia como comunicadores y mediadores en el acceso al conocimiento. A mi modo de entender un profesor del futuro, que se convierte en presente de forma rápida, debe reunir los siguientes requisitos:
- Ser un buen orador y comunicador.
- Disponer de una capacidad de liderazgo notable.
- Permanecer informado de forma constante sobre lo que acontece en su entorno.
- Dominar los conceptos científicos asociados a su materia de forma solvente, usando fuentes fiables de información.
- Tener conocimientos amplios de ofimatica básica (procesador de texto, creación de presentaciones, manejo de bases de datos, etc.).
- Tener la capacidad de provocar emociones y aumento de la autoestima personal en los alumnos.
- Incentivar en el uso adecuado de los recursos naturales y en la defensa del medio ambiente.
- Dominar el uso educativo de Internet y las herramientas 2.0.
- Acceder de forma regular a redes de conocimiento conformadas por otros profesionales.
- Provocar en los alumnos la curiosidad y necesidad de "aprender a aprender".
- Manejar con solvencia la interacción y el trabajo colaborativo.
Es posible que se nos puedan ocurrir más requisitos, pero pienso que puede ser un buen inicio para la discusión al respecto. No obstante, me gustaría añadir que todas estas cualidades del educador del futuro deben ir acompañadas del merecido reconocimiento social y económico en una tarea tan ardua y compleja como la de enseñar.
No queremos decir que debemos abandonar las metodologías transmisivas y tradicionales, solamente hemos de combinarlas de forma acertada con las nuevas tecnologías y la nueva visión del mundo. El profesor debe aunar en una misma persona la capacidad de impartir conocimientos científicos procedentes de fuentes fiables con la afectividad y la emoción en su tarea. Un buen profesor debe ser un buen comunicador que influya en los sentimientos del discante provocando la emoción del acceso al conocimiento, sin importar el recurso utilizado.
Sin embargo, vivimos en un mundo tecnificado en el que Internet y nuevos dispositivos invaden nuestras vidas e incluso las controlan. Nos puede gustar o no esta situación, pero es una cruda realidad. Dependemos de la tecnología para realizar todo tipo de actuaciones cotidianas y no podemos sustraernos de ello. En un futuro próximo, los dispositivos tecnológicos irán adosados a nuestro cuerpo y formarán parte de nosotros mismos. ¿Podemos los profesores dar la espalda a esta realidad? Hay que reflexionar bastante al respecto, sin perder de vista nuestra propia idiosincracia como comunicadores y mediadores en el acceso al conocimiento. A mi modo de entender un profesor del futuro, que se convierte en presente de forma rápida, debe reunir los siguientes requisitos:
- Ser un buen orador y comunicador.
- Disponer de una capacidad de liderazgo notable.
- Permanecer informado de forma constante sobre lo que acontece en su entorno.
- Dominar los conceptos científicos asociados a su materia de forma solvente, usando fuentes fiables de información.
- Tener conocimientos amplios de ofimatica básica (procesador de texto, creación de presentaciones, manejo de bases de datos, etc.).
- Tener la capacidad de provocar emociones y aumento de la autoestima personal en los alumnos.
- Incentivar en el uso adecuado de los recursos naturales y en la defensa del medio ambiente.
- Dominar el uso educativo de Internet y las herramientas 2.0.
- Acceder de forma regular a redes de conocimiento conformadas por otros profesionales.
- Provocar en los alumnos la curiosidad y necesidad de "aprender a aprender".
- Manejar con solvencia la interacción y el trabajo colaborativo.
Es posible que se nos puedan ocurrir más requisitos, pero pienso que puede ser un buen inicio para la discusión al respecto. No obstante, me gustaría añadir que todas estas cualidades del educador del futuro deben ir acompañadas del merecido reconocimiento social y económico en una tarea tan ardua y compleja como la de enseñar.
6 comentarios
Eliana Reyes -
Es una forma de avanzar en la vida por nuestro futuro.
Alfons Rovira -
Yo aportaría la capacidad para manejar contenidos y enseñarlos mediante metodología productiva. El futuro tiene que ser más enriquecedor, ha de marcar la diferencia respecto del pasado.
La tecnología no se justifica a sí misma, la utilizamos porque nos mejora la vida, nos hace más eficientes (proceso), más productivos (producto).
Entiendo que el docente del presente debería dominar la ofimática convencional, pero el docente del futuro debería saber cómo trabajar sin distracciones, exportar contenidos a varios formatos (Markdown, LaTeX, reStructured, etc.). No sólo ofimática básica, no es productiva, necesitamos un cambio profundo de metodología. Debemos aprender a hacer mejor, sin miedo a aprender.
Debemos mirar más allá para avanzar, el profesor del futuro debe gestionarse mejor, rendir más, hacer menos, pero hacer mejor, acompañar a los alumnos mejor para optimizar recursos, para provocar el desarrollo y no para llegar a los objetivos dejando de lado la experiencia del alumno.
Veo un futuro esperanzador, creo que hay muchos profesionales que empiezan a aportar cambios muy valiosos para toda la comunidad, pero me parece que debemos depurar mucho los procesos, los métodos y con ello nuestra identidad.
Carmen Del Orbe -
Francisco José Ruiz Rey -
emilio -
Si miras a tu alrededor, ves compañer@s que, no es que no hayan atravesado los Pirineos/Estrecho, sino que apenas conocen algo más allá de su localidad/comunidad autónoma.
Hoy es necesario buscar becas para salir al extranjero y potenciar los intercambios de profesores y de alumn@s.
Desgraciadamente, hoy hablamos solo de oídas de los sistemas educativos de otros países.
El profesor del futuro debe tener la oportunidad de vivirlos.
Marta Bonet -